lunes, 3 de septiembre de 2012

Situación de África y los niños soldado.


1. África y los niños soldado.



Parece que el Tribunal Penal Internacional de La Haya se ha despertado de nuevo. Acaba de encontrar al congoleño Thomas Lubanga culpable de haber utilizado a centenas   de niños soldados de diez y once años para hacer la guerra. Lubanga hacía sus fechorías matando, mutilando  y saqueando en la región congoleña de Ituri probablemente la zona del mundo con mayores reservas auríferas. Puede ser condenado a cadena perpetua.
El Tribunal Penal Internacional del que forman parte unos 120 países, con notables ausencias como China y Estados Unidos, no aplica la pena de muerte. El juicio contra Lubanga, que ha durado tres años y que, como todas las actuaciones del Tribunal, tiene un alto costo económico, reaviva el interés por capturar al ugandés Joseph Kony, uno de los mayores criminales de África que asoló parte de  su país, enroló a miles de  niños forzándoles a guerrear y que ahora se mueve clandestinamente, con unos centenares de seguidores y 50 adolescentes que dice son sus mujeres, entre el Congo, Sudán y la República Centroafricana.
El fallo del tribunal,  tardío y costoso, es bienvenido. Llama la atención sobre el funesto destino de los niños soldados. Aunque la Onu viene años denunciando el caso, con una Oficina al frente de la cual colocó a un africano animoso y convincente llamado Olara Otunu con el que trabajé en mi estancia en Nueva York, la plaga no se ha extinguido. Según el general canadiense Romeo Dallaire hay unos 250,000 niños soldados en diversas facciones africanas de los que 40% serían niñas a menudo utilizadas como esclavas sexuales.
Africa ha aumentado visiblemente su nivel de vida . Según algunos estudios, su clase media se ha multiplicado por tres en los últimos treinta años, englobaría ya a unas 320 millones de personas. No hay mayores conflictos bélicos entre los países del continente, las fronteras coloniales se han alterado muy poco, pero sí multitud de pequeñas  guerras sucias internas en el Congo, Sudan, Somalia, Nigeria, Chad?. Muchos países africanos tuvieron la mala suerte de acceder a la independencia en plena guerra fría, fueron utilizados como peones por las dos grandes potencias; concluido el enfrentamiento entre éstas, varios de los hombres fuertes africanos que recibían apoyo de Estados Unidos o Rusia, Mobutu en el Congo, Mengistu en Etiopía..., fueron derrocados.
El desorden que siguió y la codicia de jefezuelos locales cercanos a yacimientos de minerales preciosos, oro, diamantes..., han producido luchas intestinas de no gran envergadura pero que vienen segando vidas y en las que se cometen atrocidades. La violación es frecuente. La desaparición de la Unión Soviética y de sus súbditos ha tenido otro efecto perverso. Las armas ligeras que se fabricaban allí han encontrado un nuevo mercado en África. Las kalashnikovs y otras armas ligeras se han convertido en algo barato.
Por otra parte, la propagación en ciertos ambientes del fundamentalismo violento islámico y las asechanzas de Al Queda hace que Estados Unidos, con tal de contener el terrorismo, reanude los contactos con regímenes poco presentables que dan información y están dispuesto a sofocar a los terroristas. Hay quien dice que, en este contexto, los fundamentalistas han sustituido como adversario   a  la Unión Soviética.







Amnesty Internacional denuncia de nuevo la tragedia de los niños soldados. Los jefezuelos y señores de la guerra no tienen con frecuencia una ideología que vender, no les es fácil hacer adeptos. Los niños forzados a luchar son una buena carne de cañón. Se les lava fácilmente el cerebro, son muy leales y , en Africa con su tasa de natalidad, abundan. La condena a Lubanga debería servir de ejemplo y las grandes potencias  forzar a los líderes africanos a encarcelar y entregar a los rebeldes sanguinarios que reclutan a niños soldado. Lástima que la opinión pública occidental no se movilice con esta barbarie.


1 comentario:

  1. https://tightwriters.com/como-multiplicar-y-dividir-los-numeros-negativos/
    Los niños forzados a luchar son una buena carne de cañón. Se les lava fácilmente el cerebro, son muy leales y , en Africa con su tasa de natalidad, abundan. La condena a Lubanga debería servir de ejemplo y las grandes potencias forzar a los líderes africanos a encarcelar y entregar a los rebeldes sanguinarios que reclutan a niños soldado.

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